sábado, 7 de enero de 2012

ÉLIDA MANSELLI




ÉLIDA MANSELLI nació en Buenos Aires en 1941. Es poeta y desarrolló actividades en las Artes Plásticas. Ha publicado los siguientes libros de poesía: La guerra en la flor del aire (1973), Gracia - Torcaza (Primer Premio Municipal de la Ciudad de Buenos Aires en 1974, impreso en 1978) y Manantiales que reinan.








...

Hablo de un paraje reducido a dos puntos de inmensidad.
Silencio:
nada puede alcanzar las trenzas del diablo en la casuarina.
Día y noche están el follaje o la niñez abiertos sobre una blanca mano por la estrella del bien.
Día y noche y sol de espesura en una tierra alargada hacia el sur por verse mágica.
Es el tiempo de los sonidos inferiores.
Entonces hablo de un grito de virginidad sobre los ojos al gusto de los pájaros y de un rostro para no retroceder que no se parece a ningún reflejo.



7.

Me detuve con la mirada y conté cada hierba del nido.
Donde pasaba el reloj todos los días y la caricia voladora dejaba
    nuevas clemencias de luz en lo profundo del silencio.
Salí del nido con el embrión vegetal sobre la frente.

Volé busqué cuatro caminos, porque estaba la razón fijada     
     sobre mi plumaje antiguo, que sabía del sufrimiento del árbol,
     del animal, del crecimiento plata pura de las palabras nuevas.

Volé construí mejor los ojos, compartí como pude las nacientes
del espíritu, las sensaciones de noche y de tormenta, la ciencia  
    en el amanecer.
No fue la razón sino la dalia del espacio, la que hizo de todos
    los paisajes mi nido.
                  En la rara pendiente...





NIÑO DE FINO JADE

Si hubiera llegado a rendir mi corazón,
si aquella luminosidad de otro cielo
            pequeño al nuestro,
deslumbrante en su pequeñez azul,
me rozara con el fulgor del destino,
todo por una fracción de arroyo
que remansa junto a la arista pegada
            en la conciencia,
en el magnífico reino de los días.

Teníamos las voces de ocultas vidas
y un firme coraje que respiraba,
como condición para el niño de fino jade,
transparencias en su transparencia clave
y un temblor atracción del trigo de los niños,
en el candor de sus mejillas abiertas.
Niño que apenas se levantaba
y ya contaba las horas de lo incierto
             en la belleza de los días.





VESTIDO DE VUELO

Allá será verano ágil sombrero de rayos,
será un viaje de incienso verde trenzado de profundidad.

Feliz con el tesoro de pan tibio, devorado por las mañanas
al filo de alguna tristeza,
te vestirás para siempre de Universo con el amor de labios,
feliz de saber, de comprender que has andado mejor los sueños
en ancas de un milagro de azul noche.

Alguien como tú ahuyenta el cielo
con puertas que se abren solas,
y violencias de sol sobre los ojos.
Alguien se viste de vuelo en su sangre
y tú ya no sonríes.

Aquí en las grandes ramas del silencio, sin fondo,
sin orillas, la tragedia apenas me ha vencido.


                                            a Francisco Madariaga

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